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¿ACTITUDES EQUIVOCADAS EN PAREJA?

Muchas veces la mujer se comporta de forma equivocada para atraer a un hombre: busca al príncipe encantado, se hace la niña indefensa, compite con su pareja, se convierte en su salvadora o se entrega demasiado. Todas estas actitudes, en lugar de incrementar la pasión del otro, acaban enfriando el amor.

Según explica la psicóloga clínica Isabel S. Larraburu, es frecuente oír que la mujer ha evolucionado más que el hombre. Sin embargo, ella se lamenta de que esta misma evolución la ha alejado del hombre en sus relaciones afectivas. Parece que una cosa tuviera que estar reñida con la otra.

Por otra parte, el hombre está aún más desorientado con los cambios de la mujer. Situado en un equilibrio precario, éste tiene que adaptarse continuamente y a gran velocidad a la metamorfosis femenina.

Según algunos psicólogos, la mujer de ahora sufre contradicciones internas debido a que aún está sometida a los aprendizajes de la infancia, en los que subyace la programación más tradicional en cuanto a los roles femeninos; mientras que, por otra parte, adopta nuevos comportamientos más progresistas. Entre las mujeres, existen diferencias a la hora de relacionarse con un hombre.

En busca del príncipe azul
Hay quien busca una pareja diez. Es el caso de la mujer que progresa en su trabajo y que busca al hombre perfecto, que la supere en todo. Este tipo de mujer suele ser víctima de sus fantasías románticas y sucumbe a los valores tradicionales cuando se trata de la relación afectiva.

Otras optan por hacerse la niña indefensa. Cambian de actitud delante de los hombres, haciéndose "las tontas". Manifiestan sus deseos de forma indirecta, mediante la manipulación con el encanto o los morros. Esperan de los hombres que las traten como lo hacía su padre. Con esta táctica las mujeres pueden apelar al instinto protector del hombre, sin darse cuenta de la otra cara de la moneda: el hombre puede llegar a menospreciarlas.

Recurrir al matrimonio
También hay mujeres que recurren al matrimonio porque quieren conseguir indirectamente lo que no han desarrollado por sus propios medios. El hombre interpreta las exigencias de la mujer como una presión y se siente valorado por su capacidad de cumplir las demandas. Este error es frecuente en las mujeres que desean incrementar su valor propio mediante la pareja que eligen.

En otros casos, la mujer siente la necesidad de demostrar que es independiente y esto la puede conducir a comportarse de modo competitivo. Pueden interpretar la dependencia natural en una pareja como una forma de perder su individualidad.

Otras personas del sexo femenino permiten que el dolor no resuelto de relaciones anteriores se manifieste en la relación actual. Esto se traduce en sentimientos de rencor que no han sido originados por la pareja. Esta amargura oculta hace que el hombre se sienta víctima de algo que no tiene que ver con él.

Otras actitudes equivocadas
Ser la salvadora del hombre puede resultar muy contraproducente ya que éste se sentirá, en muchos casos, dominado y dependiente y el resultado suele ser el incremento del resentimiento por su parte. El hombre puede interpretar esta actuación como control. Por una parte no desea perder el apoyo de la mujer pero por otra se siente en posición inferior respecto a ella.

Otra actitud equivocada es dar demasiado. Convertirse en mártir dentro de la pareja, pasando por encima de las propias necesidades conduce a que el hombre se sienta culpable y quiera alejarse cada vez más. Ser demasiado sacrificada significa poco respeto hacia una misma y a la larga el hombre no valora el sacrificio. La mujer, por su parte, siente que todo su martirio no se le retribuye como ella espera. Rara vez tanto despliegue de generosidad provoca admiración.